Fotografía: Miguel Sanz
EL LAMENTO DE NIKA
En un mundo ajeno y frío,
Nika sueña con ser de carne,
donde sus piezas rotas,
no sean basura en el suelo.
Sus ojos de vidrio brillan,
anhelando la chispa humana,
pero su torso hueco y su brazo caído
son meros despojos del desdén.
Caminando entre sombras y desechos,
Nika siente el rechazo del mundo,
un maniquí sin alma,
buscando un lugar en el caos.
Pero en cada grieta y fractura,
se esconde un eco de esperanza,
que algún día, tal vez,
la vida le conceda un rincón.
Despojada de ilusiones,
sueña con abrazos cálidos,
y en su soledad profunda,
su llanto es un canto silente.
Nika, fragmentada y olvidada,
mira al cielo con ojos vacíos,
esperando que un milagro
la rescate del polvo eterno.
EL LAMENTO DE NIKA
En un mundo ajeno y frío,
Nika sueña con ser de carne,
donde sus piezas rotas,
no sean basura en el suelo.
Sus ojos de vidrio brillan,
anhelando la chispa humana,
pero su torso hueco y su brazo caído
son meros despojos del desdén.
Caminando entre sombras y desechos,
Nika siente el rechazo del mundo,
un maniquí sin alma,
buscando un lugar en el caos.
Pero en cada grieta y fractura,
se esconde un eco de esperanza,
que algún día, tal vez,
la vida le conceda un rincón.
Despojada de ilusiones,
sueña con abrazos cálidos,
y en su soledad profunda,
su llanto es un canto silente.
Nika, fragmentada y olvidada,
mira al cielo con ojos vacíos,
esperando que un milagro
la rescate del polvo eterno.
Escrito por Juan Moro
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